Robertemas

6.9.07

El deporte y los objetivos del nuevo curso ¿qué tienen en común?

Todo aquel que ha practicado deporte ha experimentado alguna vez la sensación de un fuerte malestar, de no poder más, el cuerpo le grita "ah, para, para, que me duele todo". Lo curioso es que suele ser justo al empezar, cuando uno lleva tiempo sin entrenar y no lleva más que cinco minutos corriendo. O, si estamos en una competición, hacia la mitad (sea cual sea la distancia de la carrera). Y la tentación de parar es muy fuerte.

Si lo pensamos un poco, en realidad no estamos tan cansados. Pero, por alguna razón, nuestra mente nos incita a dejarlo. Y la tentación es muy fuerte. Claro que, si uno es consciente de ello, debe hacer uso de su fuerza mental para seguir adelante y cruzar ese umbral de supuesto dolor.

¿Y a qué viene esto? Estamos en septiembre, al comienzo del nuevo curso. Suele ser el momento en el que nos hacemos propuestas, queremos mejorar algo de nuestra vida, de nuestras costumbres, de nuestro trabajo... y normalmente, unos pocos meses después, nos damos cuenta de que nos hemos quedado como estábamos.

¿Por qué? Nos solemos encontrar con ese mismo "umbral" que nos marca nuestra mente, el mismo que aparece al hacer deporte. Al poco tiempo de empezar, nos llega esa sensación de dolor (o de pereza) y la tentación de no seguir es muy fuerte. Y casi siempre caemos en esa tentación. Por eso, al final de curso seguimos funcionando en la misma "zona cómoda" que antes.

¿Qué hacer? Debemos ser conscientes de esa barrera, de esa mala pasada que nos juega nuestra mente en esos momentos y, al igual que cuando estamos corriendo, debemos apretar un poco los dientes, taparnos los oídos para no escuchar el "párate, párate", y dar unos cuantos pasos más.

Así conseguiremos acabar nuestra carrera y seguir en cabeza con los mejores.