Robertemas

30.9.09

Pensar en el negocio

Cuando hace pocos años alguien me hablaba de hacer algo "por el bien del negocio", yo pensaba
Vaya, otro al que le han comido el coco. Uno más de la secta de los pro-empresa a toda costa. Pobrecillo

Hasta que caí en la cuenta de que hay una motivación egoísta en todo ello. Egoísta, pero a largo plazo. ¿De dónde viene el dinero que cobro todos los meses (si no soy funcionario ni cobro el paro, por supuesto)? Del dinero que tiene mi empresa. Y si me interesa seguir cobrando dinero durante muchos años más, será mejor que me preocupe por que siga entrando dinero y generándose negocio.

Según qué lugar ocupas en la empresa, puede que no veas claramente que lo que cobras está directamente determinado por el negocio al que aportas tu trabajo, y no porque la tarea que estás haciendo te haga merecedor de ello. Pero si tienes una posición con acceso a las diversas áreas del negocio (a mí me ocurrió antes en ventas, ahora en la gestión de proyectos), verás muy claramente ese flujo de riqueza, cómo lo que entra en tu empresa recibe un valor añadido gracias al trabajo de las personas; alguien lo reconoce, paga por ello y tú acabas recibiendo tu nómina como resultado final de este proceso. Tú recibes lo tuyo porque alguien aprecia lo que recibe, no porque tú hayas hecho perfectamente bien lo tuyo. El esfuerzo puntúa en el colegio, pero ahora puntúan los resultados.

Así que la próxima vez que te enfrentes a una decisión, piensa, de la manera más egoísta posible:

"¿esto ayuda al negocio o no?"

En el fondo, es lo mismo que decir:

"Esto, a largo plazo ¿me ayuda a mí o no?".

Postdata 1: Todo esto significa que el esforzarte por cumplir todas las normas y procedimientos no implica necesariamente ayudar al negocio. Debes esforzarte por (1) ayudar al negocio (2) cumpliendo con las normas y procedimientos, en ese orden, y en la medida en que (1) se siga consiguiendo.

Postdata 2: Recuerda siempre, siempre, que por mucho que te preocupes del negocio, en cualquier momento te pueden echar. Pese a lo que dicen los empresarios y sindicatos, no es nada caro echar a alguien.