Quiero creer

Me mandan un correo sobre el sistema HAARP. Parece que es un malévolo equipo que los americanos utilizan para cambiar el clima, provocar tsunamis, leer la mente, provocar terremotos y que se te corte la mayonesa. Los foros de internet están llenos de teorías de conspiración de cualquier tipo.

Un movimiento como el del 15-M, que se queja de los políticos actuales y de cómo funciona nuestra sociedad, crece de un modo explosivo.

Mi hija de dos años se asusta porque cuando está en la cama ve un gato en su habitación.

¿Por qué ocurre eso? ¿Por qué una idea se extiende, por qué se nos graba tan profundamente?

Porque queremos creer en ella. Estábamos queriendo creer en algo así ya desde antes. Y cuando llegó, la idea encontró su caja de resonancia.

¿Qué hacer? No se puede razonar. No le puedo decir a mi hija "los gatos no entran en casa". No les puedo contar a mis amigos que la explicación científica de lo que hace HAARP es consistente, y no lo son las teorías de "pero los americanos quieren controlar el clima y dominar el mundo". El que quiere creer no escucha. No razona. Cree en aquello que ya creía antes.

Con mi hija lo he conseguido. He entrado en su historia. Ahora yo también veo un gato. Entre los dos lo echamos de la habitación y no vuelve a entrar en toda la noche.

Pero con los conspiranoicos es otra cosa. Quieren creer tanto que no puedo entrar en su historia.

No importa que se mezclen conceptos hasta el absurdo: una emisora de alta frecuencia que emite ondas de baja frecuencia. Comparar una onda electromagnética con los sonidos subgraves. Da igual. El que quiere creer otra cosa, no atiende a razones.