Menos vacaciones, menos pérdidas de tiempo
Diagnóstico correcto, pero se equivoca con la receta. He trabajado en un proyecto europeo con una docena de empresas durante dos años, y ahí el problema para encontrar una fecha de reunión no eran las vacaciones españolas. Todos teníamos más o menos la misma cantidad de vacaciones. Pero en días diferentes. Programar una reunión era una locura: ¿el lunes 5? No, en Holanda es fiesta. ¿El mares 6? No, es en Alemania. ¿El miércoles 7? Es día de descanso en Francia. ¿El jueves 8? Es puente en España. ¿El viernes? No, que queremos volver pronto a casa. Una semana perdida.
Nuestro problema no es que tenemos muchas vacaciones. Es que aprovechamos poco los días de trabajo que tenemos ¿cuántas conversaciones hay en los pasillos en las que se pone verde a los jefes y se arregla el mundo? ¿cuántas reuniones con muchos asistentes que no hacen avanzar el trabajo? ¿cuántos puestos de trabajo con tareas que no aportan valor añadido? ¿cuántos están haciendo trabajos duplicados porque nadie ha parado a pensar cómo eliminar lo innecesario? ¿cuántos se dedican a justificar su trabajo con papeles, normas, reuniones innecesarias, en vez de aspirar a ser superfluo? ¿cuántos están leyendo esto en horas de trabajo?
Ese es nuestro problema. Todas esas horas de trabajo son sueldos que se están pagando. Son costes que se acumulan en los productos que se venden. Y que en realidad no aportan mucho valor.
Ahí es donde hay que actuar. Aprovechar bien lo que tenemos.
Etiquetas: política, productividad
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