Yo cuido de ti porque tú no puedes cuidarte

Como padre he aprendido que un niño pequeño es lo más dependiente de mí que puedo imaginar. Los primeros meses de su vida no manifiesta qué le gusta, no sabe si tiene calor o frío, no puede moverse por sí solo, no puede buscar la comida ... Todo lo tenemos que hacer por él sus padres.

Y aun cuando empieza a hablar y andar, yo decido cuándo tienen que comer, bañarse, ir a dormir, despertarse. Yo decido dónde vamos. Yo le protejo en la calle para que no salga corriendo al asfalto y tenga un accidente. Le sujeto para que no se caiga del tobogán o del columpio. Le digo qué puede tocar y qué no, porque está sucio.

Cuando sean mayores podrán decidir todo eso por su cuenta.

O quizá no. Porque al paso que vamos, el Gobierno de España va a decidir absolutamente todo en nuestras vidas.

Ayer fue qué podemos comer, cuándo podemos fumar, si podemos ver los toros o no, los símbolos religiosos...

Hoy nos obligan a conducir más despacio porque (supuestamente) así ahorraremos entre todos.

Mañana ¿qué prohibirá? ¿qué decidirá por nosotros? ¿quizá qué podemos leer? ¿decidirá qué podemos pensar?