No te vendo más

Si has estado en el lado de los que venden, sabrás que se hace todo lo posible por ganar un nuevo cliente. Incluso tratarlo mejor que a los clientes que ya tienes, más descuento, mejores prestaciones (creo que es una mala estrategia, pero es lo que suele pasar).

La presión es todavía mayor para evitar perder un cliente. "¡Oh, tenemos problemas! ¡El cliente amenaza con irse a la competencia! ¡Hay que reaccionar!" Y esto significa que se hacen aún más esfuerzos por tenerlo contento.

Por eso, si estas en el lado de los que compran, nunca un vendedor te dice "ya no te vendo más". A mí nunca me había ocurrido, hasta hace poco. Me dijeron: "ya no te vendo más"

Con la presión que tendrán por seguir llevando negocio. Con lo que nos cuesta a los españoles plantarnos y decir "no". Con la tentación que tendrán de transigir un poco más para que esté contento. Con todo eso, hay alguien que ha marcado un límite. "Hasta aquí hemos llegado".

¿Qué tiene de malo esa estrategia? Que no tiene una alternativa buena para los dos. Para mí, la respuesta del vendedor no debería ser "no te vendo más", sino "ya no te vendo más en estas condiciones. Te propongo estas otras para que sigamos haciendo negocio".

¿Qué tiene de bueno esa estrategia? Da igual cuál fuera el problema, al final cualquier problema (le pido pocas cantidades, le exijo una alta calidad, le exijo un material determinado, le exijo plazos muy cortos...) se puede reducir a dinero. No había suficiente dinero para pagar eso. Así que decide limitar las pérdidas, en un movimiento similar a los stop-loss de las inversiones en bolsa. Es duro, no es intuitivo, pero es la respuesta racionalmente correcta. Y no olvidemos que con el dinero hay que ser racional

Estrenar cosas

¿Verdad que sienta bien tener algo nuevo, estrenar cosas? Puede ser esa camisa que te sienta tan bien, unos zapatos. Un móvil o un GPS que te acabas de comprar. La televisión ultrapanorámica y ultrapana con la que puedes ver en alta definición programas de calidad, como por ejemplo, espera, esto... bueno, no me viene ahora, pero seguro que pronto los Documentales de La 2 los echan en Alta Definición. De cualquier modo es estupendo ver los anuncios en Alta Definición con esa tele nueva. Incluso apagada, cuando es nueva, te quedas mirando, pensando "pero qué negro tan bonito tiene esta pantalla apagada"

Esa sensación de novedad es tan agradable que queremos que dure mucho tiempo.

¿Será por eso que todavía no he quitado los plásticos protectores cosas que compré hace meses? Las uso. Ya no son nuevas. Pero con el plástico casi me lo parecen.

Quiero creer (II)

Esta mañana escuchaba en Onda Cero a José Carlos Carmona, que se presenta como candidato a las elecciones primarias del PSOE. Está sorprendido por la rapidez con que han ido apareciendo apoyos. Su explicación era que el desencanto de su partido con la situación interna era la gasolina esperando a una cerilla, que ha sido el anuncio de su presentación.

Otro ejemplo más de lo que escribía hace poco: la gente estaba esperando algo así.

Sumideros de información

Una de las principales razones de trabajar en empresas o en grupos es que se comparte información. A menos que seas un genio muy por encima del nivel de los demás, tu trabajo dará mejor resultado en un grupo.

El todo es mayor que la suma de las partes: cada uno aporta información al grupo. Gracias a la información que yo te doy, tú puedes hacer mejor tu trabajo. Aprendes algo nuevo. A mí no se me olvida por el hecho de contarlo, así que la cantidad de conocimientos en conjunto que tenemos aumenta. El grupo es más sabio, y en conjunto se hacen las cosas mejor. Hemos creado riqueza.

Pero todavía existen muchos compañeros "sumideros de información". Te piden datos e información para realizar su trabajo. Pero de ellos no sale nada. Parece como si por el hecho de contar algo lo van a olvidar. No son conscientes de que el flujo de información nos ayuda a todos. Se olvidan de que si ocultan información, nos quitan a los demás las ganas de compartir con ellos. ¿Para qué te voy a contar algo si luego no me cuentas tú nada?

Aunque sea por egoísmo, transmite información. Así los demás también te contarán cosas.

El dinero no es suficiente

Damos mucho valor al dinero. Si conseguimos un trabajo con un sueldo mayor que el anterior, nos sentimos en la cima del mundo.

Pero algo tiene que nos satura. Nos acostumbramos a él. Incluso las superestrellas deportivas, jugadores y entrenadores, por mucho sueldo que cobren, llegan a desmotivarse.

¿Cuánto cobra Valdano? A él parece no importarle perder su sueldo. Ha dejado su trabajo porque no se entendía con el entrenador. Sí, quizá si nos diesen a ti o a mí 2.400.000 euros NETOS al año seríamos capaces de aguantar lo que fuera por mantenerlos... Eso nos parece. Pero no. Hay un momento que te acostumbras a todo y buscas otras cosas.

Cuando negocies para un trabajo, piensa en muchas más cosas que el dinero. Posiblemente te será más fácil obtenerlas que unos euros más. Y si eres cuidadoso eligiéndolas, no te saturarán.

Quiero creer

Me mandan un correo sobre el sistema HAARP. Parece que es un malévolo equipo que los americanos utilizan para cambiar el clima, provocar tsunamis, leer la mente, provocar terremotos y que se te corte la mayonesa. Los foros de internet están llenos de teorías de conspiración de cualquier tipo.

Un movimiento como el del 15-M, que se queja de los políticos actuales y de cómo funciona nuestra sociedad, crece de un modo explosivo.

Mi hija de dos años se asusta porque cuando está en la cama ve un gato en su habitación.

¿Por qué ocurre eso? ¿Por qué una idea se extiende, por qué se nos graba tan profundamente?

Porque queremos creer en ella. Estábamos queriendo creer en algo así ya desde antes. Y cuando llegó, la idea encontró su caja de resonancia.

¿Qué hacer? No se puede razonar. No le puedo decir a mi hija "los gatos no entran en casa". No les puedo contar a mis amigos que la explicación científica de lo que hace HAARP es consistente, y no lo son las teorías de "pero los americanos quieren controlar el clima y dominar el mundo". El que quiere creer no escucha. No razona. Cree en aquello que ya creía antes.

Con mi hija lo he conseguido. He entrado en su historia. Ahora yo también veo un gato. Entre los dos lo echamos de la habitación y no vuelve a entrar en toda la noche.

Pero con los conspiranoicos es otra cosa. Quieren creer tanto que no puedo entrar en su historia.

No importa que se mezclen conceptos hasta el absurdo: una emisora de alta frecuencia que emite ondas de baja frecuencia. Comparar una onda electromagnética con los sonidos subgraves. Da igual. El que quiere creer otra cosa, no atiende a razones.

Trabajo en lo que quiero ¿o en lo que quieres tú?

¿Cuántas veces has oído frases así?:

• "Yo soy un programador, no quiero dedicarme a vender"
• "Yo soy técnico, no encajo en ese trabajo"
• "A mí me contrataron para hacer montajes de laboratorio, no para lo que me pides ahora que es dar cursos"
• "Lo mío es esto"

Tú en tu trabajo te dedicas a lo que puedes. A aquello que alguien aprecia y está dispuesto a pagar por ello. Puede que hace un tiempo quería cosas que tú le podías ofrecer. Por eso te contrataron para programar. O para hacer ingeniería. O para hacer montajes de laboratorio. Pero ahora resulta que no necesitan eso. Necesitan otras cosas. Sólo están dispuestos a pagar por esas otras.

Por eso te piden que vendas, que des cursos, que hagas una cosas diferente. Porque lo necesitan.

Por alguna razón nos gusta ponernos etiquetas. Hablamos de "lo mío es esto", como si aquello que hace tiempo aprendimos a hacer nos diese un derecho para toda la vida. En tiempos de los gremios, eso era cierto. Sólo un miembro de un gremio podía hacer determinados trabajos.

Pero hoy todo varía. La sociedad, la tecnología, la mentalidad. Aparecen nuevos negocios y desaparecen otros.

Tenemos que adaptarnos. Aunque nos exiga salir de la zona conocida.

Si lo que quieres es tener una afición, perfecto. Haz lo que quieras y tu pago será la satisfacción. Nada más. Puede que tengas suerte y alguien te pague por lo que te gusta hacer. Pero no puedes exigir. Exige quien paga. Tu mercado.

¿Te vendo lo que quiero? No, te vendo lo que quieres. Eso es válido también para tu trabajo.

Olvídate de "lo mío es esto". "Lo tuyo" es lo que alguien te está dispuesto a comprar porque lo aprecia y aprecia cómo lo haces. Y hoy lo tuyo es diferente de lo que era ayer.

Configurar un televisor panorámico en linux

Al comprar la tele de 40 pulgadas me regalaron una de 22. No sabía muy bien qué hacer con ella. No soy de los que le gusta tener televisiones por todas partes (aunque sí radios). Cuando recuperé un PC de un antiguo proyecto personal, me dije "¡tate! ya tengo un súper monitor para el PC".

Pero ¡ay! el PC y la tele no se entienden, y linux me toma por defecto una resolución de 800x600. Como ya sabréis, visto de cerca cualquier resolución no nativa se ve bastante peor en una pantalla LCD.

La resolución nativa es 1360x768, como se deduce de las especificaciones del televisor. Es un número curioso: la resolución vertical no es 720 ni 1080, que son los estándares de alta definición. Pero muy común. Más información aquí.

¿Qué ocurre ahora? Si echamos un vistazo al log de X en

/var/log/X.0.log

vemos que el monitor no se detecta:

(==) No screen section available. Using defaults.
(**) |-->Screen "Default Screen Section" (0)
(**) |   |-->Monitor ""
(==) No monitor specified for screen "Default Screen Section".
        Using a default monitor configuration.

Por tanto, toma los valores por defecto:

(II) CHROME(0): : Using default hsync range of 31.50-37.90 kHz
(II) CHROME(0): : Using default vrefresh range of 50.00-70.00 H

Que no valen ni para una resolución de 1024x768

(II) CHROME(0): Not using default mode "1024x768" (hsync out of range)
[...]
(**) CHROME(0): *Default mode "800x600": 40.0 MHz (scaled from 1665.0 MHz), 37.9
 kHz, 60.3 Hz

Este problema es bastante común, por lo que he podido observar. La solución está en decir "a mano" al servidor X qué monitor tenemos y cuáles son sus características.

Algo así como crear un archivo llamado

20-monitor-philips.conf

en

/usr/lib/X11/xorg-conf/

con este contenido:

Section "Screen"
        Identifier "Pantalla por defecto"
        Monitor "Philips 22PFL3405"
EndSection


Section "Monitor"
        Identifier "Philips 22PFL3405"
        HorizSync  33-50   # no conocemos el límite, 50 es valor seguro
        VertRefresh 43-72  # el valor por defecto
        ModeLine "1360x768" 85.50 1360 1424 1536 1792  768 771 778 795 -hsync +vsync
EndSection

Ese ModeLine lo tomé de la recopilación de MythTV, porque el valor que si no me tomaba por defecto no se veía tan bien en mi televisor.

Postdata: Este artículo está también en mi web personal.

Menos vacaciones, menos pérdidas de tiempo

Die Bundeskanzlerin dice que los españoles deberíamos tener menos vacaciones. Parece que somos un país de jolgorio, siesta y vagancia. Nuestra productividad es de las más bajas de Europa.

Diagnóstico correcto, pero se equivoca con la receta. He trabajado en un proyecto europeo con una docena de empresas durante dos años, y ahí el problema para encontrar una fecha de reunión no eran las vacaciones españolas. Todos teníamos más o menos la misma cantidad de vacaciones. Pero en días diferentes. Programar una reunión era una locura: ¿el lunes 5? No, en Holanda es fiesta. ¿El mares 6? No, es en Alemania. ¿El miércoles 7? Es día de descanso en Francia. ¿El jueves 8? Es puente en España. ¿El viernes? No, que queremos volver pronto a casa. Una semana perdida.

Nuestro problema no es que tenemos muchas vacaciones. Es que aprovechamos poco los días de trabajo que tenemos ¿cuántas conversaciones hay en los pasillos en las que se pone verde a los jefes y se arregla el mundo? ¿cuántas reuniones con muchos asistentes que no hacen avanzar el trabajo? ¿cuántos puestos de trabajo con tareas que no aportan valor añadido? ¿cuántos están haciendo trabajos duplicados porque nadie ha parado a pensar cómo eliminar lo innecesario? ¿cuántos se dedican a justificar su trabajo con papeles, normas, reuniones innecesarias, en vez de aspirar a ser superfluo? ¿cuántos están leyendo esto en horas de trabajo?

Ese es nuestro problema. Todas esas horas de trabajo son sueldos que se están pagando. Son costes que se acumulan en los productos que se venden. Y que en realidad no aportan mucho valor.

Ahí es donde hay que actuar. Aprovechar bien lo que tenemos.

El suyo es mejor

Cuánto cuesta decir esta frase.

Dos personas hemos hecho un trabajo parecido. Yo creo que lo que he hecho está muy bien. Y tú también crees que lo que has hecho tú está muy bien hecho. El contenido del trabajo. Lo que te ha costado analizar esos datos. El resultado que muestras. La presentación en la que has invertido un tiempo para conseguir que tu mensaje llegue más claramente.

Por eso, cuando alguien en un trabajo similar veo que lo ha hecho mejor, intento buscarle fallos. El suyo no puede estar mejor que el mío. Algo tendrá. Busca, busca los fallos.

Cuesta bastante reprimirse, no decir tras unos segundos de observación "¡Ajá, lo sabía! Aquí tiene un error". Y cuesta aún más dar el siguiente paso, que es reconocer con humildad: "el suyo es mejor".

Pero tras ese momento de orgullo herido, me doy cuenta de que es beneficioso reconocer eso. Esta vez, el suyo es mejor. Puede que otra vez diga "el mío es mejor".

El hecho de haber sido humilde esta vez me dará argumentos para la próxima.

El teléfono es urgente

El teléfono es siempre más urgente que otra cosa ¿verdad?

Cuando voy a hablar contigo y en medio de la conversación suena tu teléfono ¿verdad que siempre parece que es más urgente? ¿verdad que interrumpes nuestra conversación y te levantas a cogerlo?

Supongo que no te das cuenta, pero lo que me estás diciendo es que no valoras que yo me he molestado en ir hasta allí. Que aunque tu único dato sobre la otra persona es un ring ring que dice que quiere hablar contigo, ya supones que es más urgente o más importante.

Y no siempre es así.

Cuesta un poco resistirse a la tentación de cogerlo. Aguantar mientras suena el ring ring y mantener nuestra conversación. Pero si lo consigues, me estarás diciendo cuánto me aprecias.

Poesía oculta

En el restaurante donde comía hoy tenían puesta la tele. Y en esa línea inferior donde, mientras el presentador habla, se deslizan los titulares, la cotización de Arcelor Mittal, el tiempo y las noticias del fútbol, había una poesía. Casi se me escapa, pero sonaba tan bien que me ha llamado la atención.

Claro, por razones evidentes estaba escrito en una sola línea. Pero estoy seguro que el redactor en realidad quería escribirlo así:

La dulzura
de Julieta Venegas
caldeó la fría
noche de Montevideo

Una noticia de música escrita de manera musical.

Aunque ya había acabado de comer, he estado un rato más sentado. Mirando la línea inferior de la tele hasta que han empezado a repetirse las noticias. Y ahí seguía, al lado de las cotizaciones de la bolsa. Una poesía, una perla oculta entre muchas palabras normales.

Denegación de voto

En la oficina de Correos.

- Hola, venía a enviar este sobre. Y también a pedir el voto por correo

Le enseño un formulario para correo certificado.

- ¿Tengo que rellenar este formulario?
- Si lo envía certificado sí.
- ¿El voto por correo o el libro?
- El libro
- No, el libro no
- Son uno con diez
- ¿El voto por correo?
- No, el sobre, que pesa mucho. Tome los papeles del voto por correo.
- Tome el uno diez
- Tome el ticket. Rellene los papeles mientras atiendo al siguiente

Le interrumpo mientras le atiende

- Perdone ¿aquí qué pongo? ¿Mi dirección o donde recibo el correo? ¿Y aquí?

He votado más veces por correo, pero ese día no estoy muy lúcido. Por fin acabo.

- Tome
- No está todo. Falta poner la fecha en el recuadro superior, el remite en el sobre, el esto, lo otro...

Me vuelve a dar los papeles.

- Tome, ahora sí.
- Sí, ahora sí

Clic, clac con el ratón. Pum, pone el sello.

- Tome. Ya está
- ¿Y no le tengo que enseñar el DNI?
- Es verdad, lo pido al principio de todo pero con todo este lío del sobre, el otro cliente y las idas y venidas, no lo he hecho. Enséñeme el DNI, por favor

Se lo enseñé sin ninguna preocupación, porque soy una persona honesta y había puesto mi nombre verdadero en los papeles.

Pero ¿qué pasaría si doy los datos de otro? Las instrucciones lo dice bien claro: "constará que usted vota por correo y el día de las elecciones no podrá votar en su mesa". Así que hubiera podido impedir a alguien votar.

En mi caso no fue a propósito. Pero si se quiere, con un poco de ingeniería social se puede repetir esta situación con el funcionario de correos y podríamos pedir el voto por correo de alguien. El equivalente de una "denegación de servicio" en informática. Y tal como están las cosas, no me extrañaría que alguien lo estuviese haciendo ya.

Políticamente correcto

Intentar ser políticamente correcto tiene un problema: es tan artificioso que llega un momento que decimos tonterías sin darnos cuenta. Como por ejemplo este correo que recibió un amigo:

Importancia: Normal
Fecha: 27 de abril de 2011
Para: <toda la empresa>
De: <Pepe (nombre ficticio)>
Asunto: Encontrado un anillo
AVISO: Se ha encontrado un anillo en los servicios de señoras. El propietario/a puede recogerlo en la oficina de Pepe.
Un saludo.
Pepe

A mí sólo se me ocurre que si estaba el "propietario" del anillo en el baño de señoras, o era el fontanero o se dio una situación como la de esta película.

Sin comentarios.

Operación retorno

Buf. Más vale que he jugado mucho al Тетрис y que sigo el método Taper para poder llenar el maletero del coche. Si no, no sabría que hacer.

Si te fijas atentamente, verás que todavía queda un hueco detrás del asiento, entre el bolso azul de Nike y la bolsa negra. Aún pude meter más cosas después de sacar esta foto.

Pompas, pompitas

Cómo nos gustan las pompas de jabón gigantes... lástima que vuelen tan alto.